Pequeña localidad del Pirineo aragonés, situada en la parte alta del valle de Chistau, a la que merece dedicar un poco de tiempo para pasear por sus pintorescas calles y admirar interesantes ejemplos de arquitectura popular, entre los que destacan las casas señoriales de “El Torrero”, torre-vivienda del siglo XVI; y “Casa Puche”, con torreón y hermosa portada adovelada. Otros edificios de enorme interés son la iglesia de San Esteban del siglo XVI, en cuyo interior se encuentra el museo Pedro Falceto, una cripta recientemente restaurada, la momia de Tiburcio, y un hermoso ábside románico; así como el molino y la serrería, situados a una media hora a pie del pueblo, que llaman la atención por su excelente conservación gracias a una restauración reciente.